Los juicios por las masivas violaciones a los derechos humanos en la Republica Argentina durante más una década (1972/1983) son uno de los pocos temas en el que, ya casi no hay discusión. La tendenciosa y errónea teoría de los dos demonios y las construcciones literarias, a partir de que hubo delincuentes y victimas en los dos bandos; han sido superadas. La existencia del Plan Criminal pergeñado por Videla, Massera y Agosti ya está probada judicialmente; sus peores exteriorizaciones también. A partir de la causa 13 o juicio a los “Comandantes”, en la Argentina se ha elaborado todo un digesto escrito y no escrito en cuanto al tratamiento de estos delitos y a sus perpetradores; con sus aciertos y sus yerros como toda construcción humana. Este libro aborda una verdadera encrucijada de hierro, la que implica que un imputado de haber cometido delitos de lesa humanidad -como es Cesar Milani– debe probar él su inocencia, y no ya el Estado probar su culpalidad. En este libro he querido patentizar, entre otras cosas, este fenómeno jurídico tan particular y a la vez tan peligroso; además de desnudar las falencias estructurales, personales, profesionales y éticas de nuestro descompuesto aparato de justicia y de su “capacidad camaleónica”. César Milani llevaba detenido más de dos años sin condena. Una pena por anticipado. Un castigo sin crimen. Sin que exista peligro de fuga y sin posibilidad alguna de entorpecer la investigación por lo que acaeció o no acaeció hace más de cuatro décadas. Este libro explica por qué no debería ocurrir lo que puede ocurrir; por qué Milani debíea ser absuelto y por qué nunca debió ser procesado y detenido.