La agonía de VICENTIN

Después del desahogo y el alivio del viernes pasado, toca empezar a analizar lo que viene sin olvidar lo que pasó.

La denuncia penal interpuesta contra el Juez Lorenzini el mismo viernes pasado, por el presunto tráfico de influencias, es la crónica de un final anunciado. No es sorpresa para nadie.

El anómalo proceso concursal de Vicentin, iniciado en el mes de febrero del año 2020, con un balance confesamente falso, después del mal llamado “stress financiero” síndicos imputados de ser encubridores, e interventores adeptos varios, se encuentra excedido ampliamente en todos los plazos procesales previstos en la ley.

En dicho “proceso” se resolvió ahora el rechazo de la propuesta fraudulenta de la concursada con la correspondiente apertura de “Cramdown.” Era la única solución ajustada a derecho. Fue lo que dijo la Corte hace ya varios meses.

En cierto punto podría entenderse el alongamiento del proceso, porque se ha presentado el “affair” Vicentin solo como   un enorme y complejo entuerto que derivó en el default; cuando en realidad se trata del más importante desfalco de la historia de la provincia. Los imputados por estafa y asociación ilícita resultan ser toda la cúpula de la agroexportadora caída en desgracia, que involucra incluso a los propios síndicos del concurso; todos ellos son los grandes derrotados del último viernes de este invierno.

Mientras tanto, todo ello investigado por la Fiscalía de delitos económicos y complejos de Rosario a cargo del Dr. Miguel Moreno, que viene realizando una tarea hercúlea que galardona al Ministerio Publico de la Acusación de la Provincia, una rosa entre tantas espinas. EL Fiscal Moreno y los querellantes estamos a las puertas de concretar la acusación y llevar a juicio oral a quienes pusieron a Vicentin y a centenares de acreedores al borde del precipicio.

Pero, en el concurso de Vicentin no basta con lo ocurrido el viernes pasado, pareciera ser que los objetivos de la concursada “orquestados” por los imputados penalmente, eran diametralmente opuestos a aquellos que indican una salida viable. El juez Lorenzini debe ser excluido de lo que queda del trámite, no puede correrse el riesgo de que en esta etapa incurra en arbitriedades ya conocidas; por otra parte, lo que hizo ya lo hizo. Su perfil de juez parcial no cambia por haber abierto el salvataje.

Los ex directivos imputados tenían in mente el despido de muchos trabajadores inmediatamente después de haberse aprobado la fraudulenta propuesta concursal. Los daños que ello hubiera causado habrían sido irreversibles e inconmensurables.

En el concurso existió siempre una sola solución que pueda sanear levemente esta megaestafa, una sola; y no es otra que abrir el “proceso de salvataje” de la empresa. Esta decisión ahora permitirá, sin lugar a dudas, abrir una puja transparente mediante la participación de interesados que estén en condiciones de elaborar nuevas y mejores propuestas a los acreedores perjudicados. Y sobre todo terminar de eyectar de la empresa a los que la transformaron en un garito y la fundieron.

Es hora de que el todavía juez se vaya a casa y de sacar de su agonía a Vicentin.

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