En la República Argentina es el día del abogado. En estos días, y probablemente en los que vengan, los abogados forzosamente somos protagonistas, sobre todo aquellos que estamos en la defensa penal. Con un cuadro de situación de severa inseguridad, se genera la sensación de desamparo y desesperación en la comunidad, y esto impacta en jueces y fiscales. Entonces de allí al “a como de lugar” hay solo un paso. En los últimos 20 años en nuestro país y en los últimos 10 en la Provincia de Santa Fe, el rol del abogado ha devenido en una cuestión central. Sustancial. El síndrome de Hubris del poder y el hastío de la población nos pone en una situación difícil: seguir defendiendo que el respeto irrestricto por la Constitución es la única conducta posible del Estado, aun en la situación en la que Estamos. Aparecemos como antipáticos, egoístas; y hasta nos sindican de delincuentes por el hecho de defender delincuentes. Este día reivindico a todos los colegas vivos y muertos que han honrado y honran la profesión; no a aquellos que la traicionan y que generan el prejuicio que tenemos que sobrellevar.